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Las enfermedades del aparato cardiovascular representan la principal causa de muerte en nuestro país. La probabilidad de padecer alguna de estas enfermedades - infarto de miocardio, angina de pecho e ictus o infarto cerebral - depende del número, antecedentes familiares y gravedad de los factores de riesgo presentes en cada persona. Los factores de riesgo comienzan a actuar desde la infancia y adolescencia, siendo necesario iniciar las medidas preventivas de forma precoz. También el grupo de la mujer durante el embarazo y a partir de los 45 años, coincidiendo con los cambios hormonales, presenta un mayor riesgo cardiovascular.
Se han identificado más de 300 factores de riesgo relacionados con las mismas, de los cuales los más comunes y prevalentes son: tabaquismo, hipertensión, hiperlipemias, obesidad, diabetes y sedentarismo; de estos, tres pueden modificarse mediante una adecuada alimentación (hiperlipemias, obesidad y diabetes).
Se denomina hipertensión sanguínea a una elevación mantenida de los niveles de presión sanguínea por encima de los valores considerados como normales. En la lectura de la presión arterial se utilizan dos valores: la presión sistólica ("la alta") y la presión diastólica ("la baja"). Se considera hipertensión cuando las cifras promedio de la presión arterial sistólica y diastólica son iguales o mayores a 140/90 mmHg respectivamente, en adultos mayores de 18 años4. El diagnóstico de hipertensión arterial se basa en una media de dos o más determinaciones de la presión arterial, obtenidas de forma adecuada.
La hipertensión arterial no suele tener síntomas. Sin embargo, si esta no se controla puede llegar a causar problemas serios como derrames cerebrales, infarto, insuficiencia cardíaca o insuficiencia renal.
Te tomamos la tensión y si la tienes alta podemos recomendarte consejos para reducirla....
Se han identificado más de 300 factores de riesgo relacionados con las mismas, de los cuales los más comunes y prevalentes son: tabaquismo, hipertensión, hiperlipemias, obesidad, diabetes y sedentarismo; de estos, tres pueden modificarse mediante una adecuada alimentación (hiperlipemias, obesidad y diabetes).
Se denomina hipertensión sanguínea a una elevación mantenida de los niveles de presión sanguínea por encima de los valores considerados como normales. En la lectura de la presión arterial se utilizan dos valores: la presión sistólica ("la alta") y la presión diastólica ("la baja"). Se considera hipertensión cuando las cifras promedio de la presión arterial sistólica y diastólica son iguales o mayores a 140/90 mmHg respectivamente, en adultos mayores de 18 años4. El diagnóstico de hipertensión arterial se basa en una media de dos o más determinaciones de la presión arterial, obtenidas de forma adecuada.
La hipertensión arterial no suele tener síntomas. Sin embargo, si esta no se controla puede llegar a causar problemas serios como derrames cerebrales, infarto, insuficiencia cardíaca o insuficiencia renal.
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